sábado, diciembre 31, 2005

Nunca es tarde para decir ciertas cosas

Aún sigo esperando que me des el aguinaldo en persona. Deseo que nunca se cumplirá. Te llevaron antes de tiempo, no era tu momento, yo lo sé. Me dijiste que pronto nos veríamos, que todo esto pasaría rápido. Yo te quería creer y te quería dar la razón pero un nudo en la garganta y mis ojos llenitos de agua no me permitían pronunciar palabra alguna. “Te quiero y nos veremos pronto, eh?”. No se me olvidan tus palabras. Esas que retumban en mi interior y sólo me salen acompañadas de un llanto ahogado. Por teléfono era muy frío pero no podía ser de otra manera... las despedidas son odiosas y más cuando queremos engañarnos y pensar que no lo son.

Hoy hace seis años que te marchaste, que me dejaste aquí con todo esto dentro que te quería decir, sin poder decírselo a nadie. No era el momento. No, no lo era. Pero nadie lo pudo impedir. Siento que estás aquí conmigo. No te olvido, nunca. Perdona mi tardanza, nunca te lo dije:

Te quiero.

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