Nadando en el mar de indecisión

Tegan and Sara intentan calmar mis nervios con su música, en parte, lo hacen. Anoche fue una noche para el recuerdo, no sé si buena o mala, según los momentos. Hubo demasiadas confesiones anoche, no sé… palabras que esperaba desde hace tiempo y otras que, sinceramente, me sorprendieron. Me reí. Lloré. Me enfadé y me puse borde con los gorrones de hielos y limón. Hubo tiempo para todo. Hasta casi para atreverme. Pero no llegué a tanto. Demasiadas barreras como para atreverme a ser feliz. Llegué a las 6 y 30 de la mañana, después de una fría caminata, yo tapadita con mi fular negro y mi paso firme y decidido. He estado en la cama sólo dos horas y no he dormido apenas. Palabras que revoloteaban en mi mente, en mi ambiente. Me abrazó. Pero sólo porque yo se lo pedí, pero me sonrió como a mí siempre me ha gustado. Me gusta, qué le voy a hacer. Me abrazó, y con eso me quedo. Sigo borracha, creo yo. He desayunado un café después de echar mi bilis por el vidé y ha sido un sin parar de visitas al wc. Estoy nerviosa. Por mañana, por mi examen oral, por mi examen oral en inglés delante de 60 personas. Estoy acojonada. Meteré la pata y miraré a la puerta y tendré tentaciones de salir corriendo. No podré ni huir, me sentiré clavada en el suelo… pero eso será mañana. Mientras tanto estoy aquí con las arcadas y completamente acojonada. Pero anoche me abrazó, a mí. :)!